Está considerado como el alimento protector del siglo XXI por sus propiedades antibacterianas y porque reduce la absorción de toxinas. Se le llamaba la penicilina rusa porque se colocaba alrededor de las heridas y el olor característico que emana eliminaba las bacterias.
Estudios clínicos demuestran que el ajo contiene elementos que reducen la agrupación de plaquetas y la producción de fibrina, proteína encargada de formar la matriz del coágulo.
Es indicado para disminuir la presión arterial porque sus componentes tienen la propiedad de relajar y dilatar las paredes de los vasos sanguíneos, lo que reduce la resistencia para que la sangre fluya con normalidad.
Tienen, además, acción diurética, hace que los riñones disminuyan la reabsorción de sal y produzcan más orina, en la cual se libera más sal y también potasio, que es compensado con el potasio que contiene el ajo.