Muchas veces las personas se obsesionan con la idea de ganar.
Una tarde entre amigos o familiares, acompañados de un juego de mesa puede pasar de ser un momento de sana diversión a una lucha por conseguir eliminar a todos los oponentes; todo ello dependiendo de la personalidad de los participantes.
Quienes tienen un alto espíritu competitivo trasladan esa energía hasta en las cosas más sencillas, como un simple juego de cartas o el popular monopolio, en que todos inician la jugada con dinero y a medida que avanza siempre hay uno que busca adquirir toda las propiedades hasta apoderarse del tablero completo, disfrutando de llevar a la ruina a todos sus oponentes.
Pero esto no quiere decir que el juego sea malo, sólo ayuda a relucir la verdadera personalidad de la gente.
En el blog www.depsicologia.com dicen que siempre es riesgoso divertirse con juegos de mesa, ya que la gente con dados en sus manos puede transformarse.
Están quienes lo hacen por puro placer, sin importar si ganan o pierden; también los hay competitivos, pero con sentido del humor, buscan ganar, mas no se enfadan si van perdiendo. Del otro lado están los que buscan ganar y cuando eso no sucede se enfadan y terminan por retirarse del juego discutiendo, mostrando su verdadera personalidad violenta. Si desea conocer cómo es la personalidad de alguien, lo único que debe hacer es invitarlo a jugar y observar sus reacciones.