Cuando sé es joven siempre se tiene prisa por crecer, se espera con ansias los 18 o 20 y los años que le siguen. Sin embargo cuando se está a puerta de los 30 una extraña sensación invade el cuerpo, especialmente de las mujeres; renace el temor de entrar a la “edad madura”.
Para la alemana de 31 años Katja Schmitz, escritora del libro “El tiempo de experimentar se ha acabado”, esta sensación se debe a que a los 30 la mujer hecha un vistazo hacia atrás para hacer un inventario su vida. Según la escritora a esta edad surgen las comparaciones, “nos empezamos a dar cuenta que nuestras conocidas están embarazadas y nosotras seguimos solteras o que tienen un gran éxito mientras que en nuestro caso continuamos estudiando o viviendo en la casa de nuestros padres”, afirma.
No obstante asegura que los tiempos han cambiado y que las carácterísticas actuales son distintas a las que se viveron tres o cuatro décadas atrás, cuando a los 20 la “norma social” era casarse y tener hijos. Hoy en día, las mujeres prefieren aplazar unos años más estos roles y enfocarse más en el ámbito profesional y laboral. “Somos la generación de las posibilidades, de la independencia económica, de la necesidad de auto-realización, de los masters y estudios de postgrado. Notras tenemos muchas más posibilidades para planificar nuestra vida ”, apunta.