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Shanghai, China (AFP).- Las calles de Shanghai se transforman a veces en pasarelas de desfiles de moda canina, con un caniche con un vestido rosa, otro con las orejas teñidas de azul o un pomerania con impermeable y zapatillas, símbolo del rápido desarrollo de la clase media en China.

La posesión de animales de compañía, antes prohibida por el régimen comunista que lo consideraba una deriva burguesa, causan furor en China, país que contaría con unos 100 millones de mascotas oficialmente declaradas a las autoridades -perros en su gran mayoría. Y sus dueños no dudan en gastar una fortuna para mimarlos.

"A los propietarios les gusta vestir a sus animales con elegancia, exactamente como lo harían con sus hijos", comenta Huang, una señora que pasea a dos caniches marrones en un carrito para bebé en pleno centro de la capital económica china. Uno lleva una pajarita rosa, el otro una azul.

La reciente pasión de los chinos por los animales se traduce en dinero contante y sonante: el sector genera un volumen de facturación de más de 15 mil millones de euros, con un crecimiento esperado del 20% al año, según el despacho Yourpet Market Research Institute.

Al menos, el 40% de los puntos de venta ofrecen ropa para animales, según un estudio de este despacho publicado el año pasado.

"La generación de treintañeros está a la vanguardia del movimiento debido a su creciente poder adquisitivo", observan los autores del estudio.

Shanghai, que le gusta verse como la ciudad más moderna de China, cuenta con un millón de animales domésticos, para una población de 24 millones de habitantes, según una encuesta publicada en 2015 por el diario China Daily.

Hasta tal punto que las autoridades impusieron en 2011 una "política del perro único", con el objetivo de luchar contra los ladridos, los excrementos y los mordiscos.

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