¿Qué hace una niña de seis años vestida con poca ropa, bailando twerking con poses impropias de su edad y entonando el Get It Right de Miley Cyrus?, ¿cómo es posible que se pinte los labios y calce tacones con tan sólo ocho años?.
Los especialistas indican que hoy en día, los niños y, sobre todo, las niñas están siendo utilizadas y “sexualizadas” como medio para vendernos a los adultos y a ellas mismas, todo tipo de productos, desde coches, hasta muñecas, videojuegos, ropa, joyas y casas. Se está exponiendo a nuestros hijos y sobre todo a nuestras hijas como “mercancía sexual” y eso en un mundo donde los abusos a menores aún es moneda común en muchos lugares, es un hecho extremadamente grave y peligroso.
Además este patrón de hipersexualización de las niñas responde a otras necesidades e intereses. Como denuncia la psicóloga Olga Carmona "Las niñas van asumiendo con naturalidad perversa su condición de objetos sexuales".
Esto tiene graves consecuencias en la vida, la salud y la autoestima de las niñas y adolescentes: indirectamente, este patrón de hipersexualización en las niñas podría estar relacionado con la aparición trastornos de la conducta alimentaria durante la adolescencia e incluso la infancia. Por otro lado conlleva a que no inviertan en el desarrollo de otras facetas como ser profesionales y dedican todo su esfuerzo a mantener su imagen corporal y al no tener dinero para mantenerlo, las lleva a la prostitución, trafico de drogas y otros.
Las madres sean conscientes de que ellas son el principal modelo femenino de sus hijas y que si ellas se liberan del patrón de hipersexualización, estarán liberando también a sus hijas, no las lleven a la erotización infantil, deben vivir su infancia.
Los pedófilos, ven a una niña como objeto sexual, no es porque ven a una mujer, es porque ven un objeto. Y cuando una niña se comporta como la "parodia" de una prostituta callejera, lo hace porque ignora que su comportamiento puede confundir a alguien, sencillamente, no le importa, porque sin una guía para ella es normal.
Una cultura narcisista y tonta de diversión constante, la adolescencia eterna y el rechazo de responsabilidades sólo puede dar como resultado un mundo de pedófilos, pero parece que el problema no sólo es visible a la luz de variables como la pobreza, el abandono o la ignorancia sino también de quienes están en condiciones de marginalidad, o de quienes han nacido en un ambiente en el que el comercio sexual o el abuso se arrastran desde varias generaciones atrás.
Hay que poner límitres, marcando la diferencia entre el juego y luego la vida cotidiana. Las madres son el modelo femenino por excelencia para las niñas. Ellas comenzarán a copiar lo que sus mamás hagan. Llegado el momento, ellas serán adultas y podrán maquillarse como mamá.
Mamás, papás y familia, estemos muy atentos a que ésto pueda ocurrir en tu entorno, es denunciable por ser una forma de violencia infantil. Libremos a los niños y niñas de esta desgracia, que aunque pueda ser increíble, una madre puede cometerlo con su propia hija.