Magaly Moro

Raúl (31 años, San Martín de Porres). Querida doctora Moro, estoy con el corazón roto y lamento decir que es por mi mejor amiga. Era el verano del 2016 cuando le hablé a Susana en el cafetín de la universidad, ella con 24 años, yo con 27. Nos habíamos visto en algunas clases, porque ambos cruzábamos el décimo ciclo de la carrera de Ciencias Políticas, pero nunca nos hablamos, supongo porque no había necesidad.

No obstante, esa tarde estábamos solos y era la única persona con rostro amable, así que me animé a hablarle para no aburrirme mientras esperaba a mi grupo de trabajo. Recuerdo que conversamos de feminismo, de cirugías plásticas, especialidades médicas, programas de Netflix, política, helados, hombres, etc. Me pareció divertida porque era como una versión más molesta de mí mismo y eso me gustó.

Nos hicimos de inmediato muy “patas”, con el tiempo nos tuvimos más confianza y nos contábamos de todo. Tan bien nos llevábamos que un año después nos mudamos juntos. Jamás pasó nada más que amistad, hasta que un día ella llegó llorando a casa porque su novio le terminó, lloró por cuatro días y yo estuve ahí dándole ánimos.

Una de esas noches, no sé cómo pasó, pero nos dejamos llevar y tuvimos intimidad. Acordamos que eso no volvería a pasar, pero pasó como tres veces más. Me ilusioné y pensé que podría existir algo entre nosotros, pero me equivoqué; ella después de un mes había vuelto con su ex. Doctora, yo la quiero demasiado y sé que conmigo sería realmente feliz , pero no sé cómo actuar.

Ojo al consejo

Querido Raúl, sé que muchas veces expresar lo que sientes es complicado, pero en algunos momentos es necesario para lograr lo que quieres. Si estás seguro de tus sentimientos, entonces habla con ella y dile lo que te pasa. Si son amigos, tienen la confianza suficiente para ser sinceros. Quizás ellaahora esté confundida y por eso ha vuelto con su expareja.