Cuando una persona empieza en un nuevo trabajo, lo hace con muchas ganas de aprender y crecer profesionalmente. No obstante, conforme pasan los años, esta emoción se va desgastando y las tareas cada vez se hacen más rutinarias. ¿Cuál es el siguiente paso? La renuncia. Si tienes un gran equipo y no quieres perder ningún trabajador, presta atención a estas señales y haz algo antes de que sea demasiado tarde.
1.- Ya no quiere involucrarse en nada. Cuando una persona está emocionada, se nota. Los trabajadores nuevos siempre aportan ideas y nuevas maneras de hacer las cosas porque quieren ganarse un lugar en la empresa. Una vez que pierden el interés dejan de involucrarse.
2.- Dejan de actualizarse. Los trabajadores que están interesados en sus carreras procuran estar al corriente de las últimas noticias, tendencias y modas de su sector. Su objetivo diario es mejorar y aprender. Leen noticias, van a conferencias, comparten información con sus compañeros y hablan de los últimos descubrimientos. Si uno de tus trabajadores ya no hace esto, preocupate.
3.- No toman la iniciativa. ¿Era el primero en ofrecerse a ayudar y ya no lo hace? Su desinterés puede indicar que están fatigados o cansados. ¿Qué debes hacer? Quizás necesiten un cambio de rutina o solo les haga falta unas vacaciones. ¡Ojo! Algunas personas son tan dedicadas en su trabajo que se agotan al máximo antes de quejarse. Tal vez, necesiten que alguien más los ayude con la carga laboral.
4.- Ya no muestran sus ideas. Una persona interesada siempre tiene algo que opinar. Cuando no es así, te conformas con las cosas sencillas y dejas de involucrarte en los problemas de los demás. ¡Mucho cuidado! Aquellas personas que solo siguen la corriente son muy dañinos para un negocio, porque su desinterés puede dañar a tu marca.
¡Tienes que ver esto! ¡Cuida tu reputación! Esto es lo que no debes hacer en tu último día de trabajo
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