¿Puedo entrenar? Tips para ponerte en forma en este embarazo

El ejercicio no puede parar en el embarazo. Esta práctica repercute en la inteligencia del bebé al desarrollarse su cerebro gracias a la estimulación vibratoria y el aumento de temperatura del cuerpo. Sin embargo, es necesario recalcar que solo se puede ejercitarse con un tipo de entrenamiento.

¿El rendimiento es el mismo?

No. Una mujer embarazada aumenta en un 40% o 50% su volumen de sangre, porcentaje que sería mayor si se practica ejercicio, un doble trabajo al circular la sangre. Por esta razón, es normal que las futuras madres se cansen rápido acorde con el volumen del bebé.

También se debe tomar en cuenta que la insulina aumenta y como efecto causa hipoglucemias cuyos efectos más comunes son fatiga, mareos o desmayos. Esta última complicación se soluciona tomando algún alimento.

¿Qué no se puede ejercer?

Debido a la relaxina, una hormona que facilita el parto al relajar los músculos y ligamentos, la mujer tiene un mayor riesgo de sufrir una luxación desde la segunda semana de gestación. La hiperlaxitud afecta en especial a la planta de los pies, por lo que la embarazada no debe pasar muchas horas de pie ni practicar ejercicios de impacto (correr, pivotar sobre sus rodillas) o cambiar bruscamente de dirección en gimnasia. 

Lo recomendado

Los abdominales realizados en posición supina (boca arriba) deben abandonarse a partir del segundo trimestre, pues el músculo abdominal recto podría sufrir diástasis (separación del músculo con el tejido conjuntivo), un desorden que complicaría próximos embarazos.

En tanto, los squats (sentadillas) y pliés facilitan el parto, mientras que las elevaciones laterales de piernas en posición recostada optimizan el flujo de sangre al bebé. Apoyando los brazos contra la pared y descargando el peso del cuerpo sobre ellos se consiguen unos pectorales bien tonificados y fortalecidos para amamantar al bebé.

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