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Cuando los niños aún son y no saben cómo explicar que tuvieron una pesadilla, simplemente se levantan asustados en la segunda mitad de la noche y les cuesta mucho volver a dormirse. En estos casos, es útil buscar algún juguete al que el niño le tenga mucho cariño y dárselo para que concilie el sueño.

 

Si se trata de un niño que ya habla, y te dice que tuvo un sueño escalofriante, la explicación inmediata puede estar en algún programa que vió o un cuento que lo asustó recientemente. De no ser ese el caso, también es posible que esté atravesando por una situación de estrés o que le cueste mucho separarse de ti.

 

¿Qué hacer?

La mejor forma de tranquilizarlo es con el contacto físico, abrazarlo o frotarle la espalda cambiará su estado de ánimo inmediatamente. Sobre este fenómeno del sueño, lo más aconsejable es repetirle "solo es un sueño" y darle suficiente confianza para que vuelva a dormir por su cuenta. Puedes dejarle la luz prendida, pero está prohibido que lo dejes dormir contigo. Podría convertirse en una costumbre difícil de retirar.


Con una buena que sea confortable para el niño, se pueden reducir las pesadillas pero si hay muchos problemas en casa, lo mejor es tratar el tema con un psicólogo.