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Sol, playa y diversión son algunas ideas relacionadas con la llegada del verano, sin embargo, es también asociado al descanso y las vacaciones, momentos donde la gran mayoría suele descuidar el físico y no llevan una alimentación saludable, aumentando así algunos kilos y perdiendo, poco a poco, la figura que desea para disfrutar del calor y las olas.

Es más, en invierno, debido a las bajas temperaturas del exterior (frío), el cuerpo requiere una mayor quema de calorías para así mantener la temperatura corporal. En verano, en cambio, sucede lo contrario. Es decir, se queman menos calorías y hay una tendencia a engordar. Para contrarrestar esto, lo que necesitas es hidratarte y consumir alimentos que aporten sales minerales.

En este rol, las frutas y verduras son esenciales en la dieta veraniega. Hay que dejar de lado los alimentos más calóricos como grasas, sin olvidarse de realizar una rutina de ejercicios, por más que esté de vacaciones.

Además, en verano los días son más largos y el cuerpo está más activo ya que los biorritmos cambian con respecto al invierno. 
Todo eso favorece la práctica deportiva para aumentar la quema de calorías y mantener una buena figura.

No olvidar tampoco que la Agencia Europea de Seguridad Alimentaria recomienda beber entre 2 y 2,5 litros de agua al día durante esta temporada, ya que en verano se suele perder esta cantidad de líquido y debe reponerla.

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