“Yo no podría tener una mejor mamá que ella, y este Día de la Madre para mí será especial. Normalmente, cuando yo era niña, ella salía a trabajar en esta fecha tan importante, y a veces en las actuaciones del colegio no la veía entre toda la gente. Ahora, que trabajo con ella, me tocará pasar este día con mi madre; junto a mis hermanos estamos recuperando esos momentos perdidos”, dice Killay, la hija y heredera de Dina Páucar en el mundo de la música.
¿Sientes que el mejor regalo que le das es que viva orgullosa de que sigas sus pasos en la música?
Creo que sí, pero no solo por mí, también se siente orgullosa de mis hermanos que están en el mundo de la música. Todos tenemos la misma motivación para poder estar a su altura porque se esforzó mucho para lograr sus sueños y nosotros queremos estar allí acompañándola.
¿Y en qué momento decides asumir profesionalmente la música?
Fue después de la pandemia, porque a ella le costó volver a los escenarios y quise acompañarla, no solo para que ella venza su miedo, sino también para yo vencer el mío. Sabía que ya era el momento de empezar, pero al mismo tiempo seguía estudiando una carrera. Inevitablemente llegó el punto en el que ya tuve que decidir qué hacer, y decidí dedicarme de lleno a la música.
Siendo la hija de Dina Paúcar es inevitable que se generen las odiosas comparaciones...
Es lógico que tenga no solo ciertos rasgos físicos de ella, también en el tema de la voz, es mi madre, ¿no? Pero yo creo que estoy formando mi propio estilo, creando mis propias canciones, mis propias letras; no trato de imitarla ni cantar igual que ella, creo que si lo haría no lo lograría tampoco porque ella tiene un estilo muy peculiar y tiene una voz única.
¿Cómo es Dina mamá y artista?
Además de mamá, es una gran amiga conmigo y con mis hermanos, puedo confiar en ella, puedo pedirle un consejo porque siempre está ahí. Como artista, también es un gran ejemplo para mí porque ella a través de su música puede conectarse con los corazones de la gente y eso es algo que a mí me gustaría lograr. Ahora que trabajo con ella, hace ya más de un año y medio, es la mejor maestra que puedo pedir, porque siempre me aconseja sobre la técnica, me aconseja cómo interpretar una canción.
Dina tiene una especial relación con su público... Es muy amorosa con sus seguidores, a cada lugar que vamos, costa, sierra, selva, o en distintos países, me emociona ver cómo la gente la quiere, los veo llorar, la quieren tocar, quieren una foto con ella, un abrazo suyo, y eso es muy lindo. Mi mamá siempre ha respondido al público de la misma manera, es muy amorosa, sabe que gracias a ellos Dina Páucar ha logrado muchas cosas.
En algún momento tendrás que volar y dejarás de acompañar a tu mamá. Está dentro de mis planes, antes de que finalice este año, tener mi propia agrupación y ofrecer mis propias presentaciones como Killay y tener poquito a poquito que desligarme del grupo.
¿Y hasta dónde quieres llegar?
Primero, quiero que la gente en todo el Perú sepa de mí y luego de eso, internacionalizarme y cruzar fronteras y que mi música lo haga. Así como en algún momento canté la música de mi mamá, me gustaría también lograr eso, que el público me reconozca con mis propios temas y finalmente cumplir ese sueño personal de poder decir, lo hice.