Tras el sorpresivo batacazo electoral de , poco tiempo ha habido para analizar el resultado electoral de algunas figuras del espectáculo y el deporte local que intentaron en esta elección alcanzar una curul en el Congreso de la República.

Por el lado de los espectáculos, la actriz , la artista y la actriz cómica Lucy Bacigalupo, Patricia Cabrera y la polémica influencer Aneth Acosta intentaron sin éxito convertirse en parlamentarias. De igual manera, los cantantes folclóricos, Manuelcha Prado y Martina Portocarrero, también hicieron lo propio.

Respecto a los deportes, los exfutbolistas Jean Ferrari, Germán Leguía y Julio “El Coyote” Rivera también quisieron ostentar el título de padres de la patria en este nuevo periodo, pero tendrán que postergar -cinco años más- sus legítimas aspiraciones políticas, ya que tampoco gozaron esta vez del respaldo popular en las urnas.

En ese sentido, el analista político Gonzalo Banda, quien fue uno de los pocos  politólogos que advirtió el entusiasmo que empezó a generar el líder de “Perú Libre” en el interior del país, afirmó que la derrota electoral de las figuras del espectáculo y los deportes se debe en gran medida a que trataron de mostrar “un perfil académico y técnico que no poseen”.

“Lo que he visto es que muchos de estos candidatos han intentado ponerse serios, y eso puede que haya distorsionado su papel en la campaña, pero también está ese ánimo antipolítico de la sociedad que ha sido ocasionado justamente por mucha gente que llegó al Congreso sin credenciales o sin experiencia”, asegura Banda.

Según  el especialista, principalmente el elector limeño ha castigado a estos personajes que venían de los deportes y la farándula, y que creían que iban a salir elegidos. Para Banda, la población está un poco cansada de ese aprovechamiento de la imagen pública.

En Lima está ocurriendo un fenómeno muy interesante y el voto está siendo un poco más informado. Antes se pensaba que bastaba con tener un público cautivo para llegar al Congreso, pero ahora se está viendo que realmente hay que tener algunas ideas y propuestas interesantes y concretas”, puntualizó el analista.

“La farandulización de los políticos tiene un límite, y el límite es el ridículo. Uno no puede reconvertirse al punto de vender una imagen que auténticamente no tiene. La gente se comienza a dar cuenta de eso en algún momento”, explicó.

“La farandulización de la política no solo ocurre en el Perú, es un fenómeno global. Ocurrió en Italia con la Cicciolina y con Susy Díaz en el país, pero ella no ocultaba quién era y era clara con su agenda legislativa que pasaba por el espectáculo; no trataba de disfrazarse o mostrar un perfil académico que no tenía”, concluyó Banda.

Aunque es evidente que el electorado no llegó a sintonizar con sus propuestas, cabe recordar que las figuras del espectáculo y el deporte que esta vez intentaron llegar al Congreso tuvieron un “caballito de batalla” en sus respectivas campañas.

Jean Ferrari, como no podía ser de otra manera, quería impulsar desde el hemiciclo la creación del Ministerio del Deporte. Mientras que al hermano de Paolo Guerrero no se le pudo hacer un seguimiento a sus propuestas, pues en los últimos meses venía librando una batalla más dura contra el cáncer.                                                                

Vanessa Terkes enarbolaba la bandera de la protección a la mujer maltratada, a raíz de su tormentoso y breve matrimonio con George Forsyth. Y, finalmente, Monique Pardo abogaba por la creación de empleo fundamentalmente para peruanos, excluyendo abiertamente a los extranjeros residentes en nuestro país.

“Una cosa es tener un millón de seguidores en Instagram o en cualquier otra red social, y otra muy distinta es tener una comunidad de verdad”, asegura el analista político Gonzalo Banda, sobre la derrota electoral de los influencers como Aneth Acosta.

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