El septuagenario capturado por la muerte de una que trabajaba en su casa, confesó haberla ultimado de un disparo. La Policía indicó que la joven se opuso a tener una relación con el feminicida, pero él ha dicho que ella le robaba dinero.

Hace poco más de cinco meses, Lizmar Hernández Farías empezó a trabajar en un edificio de San Borja para cuidar a Cosme Rafael Villegas Peña, de 72 años.

Un familiar de la extranjera relató ante la División de Homicidios de la Dirincri que tan solo al primer mes de trabajo, el anciano le dijo que pretendía iniciar una relación seria con ella.

“Lizmar le había declarado que su relación solamente era de trabajadora del hogar”, precisó el familiar.

Fuentes policiales revelaron a OJO que, tras la negativa de la joven, el anciano siguió insistiendo, pero la respuesta siempre fue la misma por parte de la mujer.

Durante el tiempo que la venezolana trabajó para el septuagenario, viajaron varias veces al interior del país.

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Viaje

El 30 de diciembre, según confesó Villegas Peña a la Policía, le pidió a la joven que la acompañe a Canta para visitar algunos lugares.

“Fueron en un carro del detenido y, camino a Huamantanga, él se estaciona y le dice a la mujer que vaya por un poco de agua a un riachuelo, porque el vehículo estaba recalentando”, indicó una fuente policial.

Lizmar descendió y, mientras llenaba el agua en una botella, el hombre sacó un arma de fuego y le disparó por la espalda. La bala impactó en el cuello a la joven y le causó la muerte.

Ese mismo día, la Policía halló el cadáver en Huarimayo, cerca a Huamantanga. Los familiares de la joven habían reportado su desaparición el 30 de diciembre.

En su manifestación ante la División de Homicidios, Villegas indicó que la joven le sustraía objetos de valor sistemáticamente y hasta le robó 4 mil dólares.

Familiares de Lizmar indicaron que ella siempre tuvo una relación laboral con el anciano y que aceptó el trabajo para estudiar Radiología.

Quieren enterrar a Lizmar en Venezuela.