Lurín: Niño fue violado y asesinado a golpes por fumones en Pachacámac
Lurín: Niño fue violado y asesinado a golpes por fumones en Pachacámac

Crimen sin nombre. Aferrado a su pelotita color azul, su juguete favorito, el pequeño Joseph M. B. A. (9) fue hallado sin vida en las inmediaciones de las ruinas de Pachacámac, en Lurín. 

El cuerpecito del menor tenía huellas de golpes y signos de haber sido ultrajado sexualmente. En una de sus manos estaba su pelota con la que salía todas las tardes a jugar fulbito con sus amiguitos. 

“Me llamaron porque habían encontrado el cuerpo de un niño, jamás pensé encontrar muerto a mi pequeñito”, contó entre lágrimas Marlene Aponte, mamá de Joseph.

 A las 7 p.m. del pasado lunes 16, “Gordito”, como lo llamaban de cariño, salió de su casa a jugar un partido de fulbito en una loza deportiva, ubicada frente a su domicilio, en el sector 6, grupo 4 en Villa El Salvador.

Luego de unas horas, sus hermanos salieron a buscarlo, pero ya no estaba. Asustados fueron a la comisaría a poner la denuncia por la desaparición, pero los policías le dijeron a sus familiares que tenían que pasar 24 horas para poder buscarlo.

Después de pegar afiches por toda la zona, el menor fue hallado sin vida el martes en un descampado de Lurín.
Según las primeras versiones policiales, el menor habría sido trasladado hasta el lugar en una mototaxi, pues este se ubica a unos 300 metros de la antigua Panamericana Sur.

“En el lugar del crimen hay huellas de mototaxi, por lo que se presume que todo habría ocurrido dentro del vehículo para luego arrojar el cadáver del menor”, reveló la policía.

Un amiguito del menor narró que Joseph se fue de la loza con dos señores, por lo que se presume que él o los homicidas serían de la zona.

“Sospechamos de los fumones que paran por esta zona. Hay varios que nos conocen y los saludamos para que luego no nos hagan daño”, dijo Eliobaldo, padre del menor asesinado.

El cuerpo del pequeño “angelito” fue trasladado a la Morgue de Lima, donde hubo problemas al momento de retirar el cuerpo, ya que en sus deditos tenía heridas y sus huellas no coincidían con las del Reniec.

“Gordito” estaba inscrito en la academia de fútbol Iván Elías y era fanático del Club Deportivo Municipal. A sus escasos nueve años soñaba con vestir la blanquirroja y anotar goles para que Perú vaya a un mundial.

Cursaba el cuarto año de primaria y era la alegría de su salón de clases. “Era un pequeño con mucha energía, siempre paraba alegre y le gustaba ayudar a sus compañeros”, contó una maestra.

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