Santa Anita: ratero usa arma de juguete y lo muelen a golpes
Santa Anita: ratero usa arma de juguete y lo muelen a golpes

Un  que robó en una clínica odontológica y una cabina de internet, la noche del lunes en , fue golpeado y retenido por los vecinos al comprobar que usaba un arma de juguete.

Jorge Armando Vásquez Concha (31) recibió golpes en el rostro y en otras partes del cuerpo y luego la Policía lo rescató para evitar un linchamiento o muerte a manos de los indignados vecinos.

Vásquez, quien tiene denuncias por robo en el distrito de La Molina, ingresó a las 9:40 de la noche a la clínica dental Santa Rosa de Lima, ubicada en la avenida Túpac Amaru 512.

La propietaria de ese local, la odontóloga Soledad Zambrano, contó que Vásquez la derribó al piso a ella, a su asistente, la también odontóloga Dora Mondragón Pintado (31), y a dos de sus pacientes que estaban a punto de someterse a un tratamiento dental.

AL PISO. 

No los golpeó, pero sí los amenazó de muerte y con un arma que parecía de verdad. Tenía en el piso a todos ellos, detalló Zambrano, mientras se hacía de los celulares, el dinero en efectivo del local y algunos instrumentos odontológicos.

En total, el delincuente se cargó aproximadamente 20 mil soles, dijo la dueña del local, quien afirmó que es la tercera vez que su consultorio es asaltado. Vásquez salió del recinto y se subió a su moto, con la que según la Policía se movilizaba para delinquir.

Pero no contento con ello se dirigió a una cabina de internet, a solo metros de la clínica odontológica, para continuar asaltando. Allí, según los agentes de la comisaría de Santa Anita, cogió a la fuerza los celulares de los usuarios y robó el dinero del local.

Zambrano refirió que el propietario de la cabina, que prefirió no identificarse, se percató de que el arma de Vásquez era de juguete.

TODOS. 

Fue ahí que decidió coger al delincuente por la espalda y así inmovilizarlo. A la ofensiva se sumaron algunos vecinos y también los usuarios de la cabina.

Vásquez fue derribado y en el piso golpeado como forma de escarmiento. Cuando la Policía acudió al lugar, encontró al malhechor con las cejas hinchadas por los golpes, como si hubiera disputado una pelea de box, y llorando pidiendo piedad. El maleante quedó detenido.

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