Un nuevo caso de  afectadas por jugar la  se reportó en . Tras jugar este juego, las adolescentes empezaron a gritar y convulsionar.

Sus padres que viven en el distrito de Curimaná trataron de calmarlas, pero fue imposible.

Fueron 10 las escolares que entraron en histeria colectiva y según los vecinos las adolescentes empezaron a comportarse extraño tras jugar la ouija.

Al no encontrar solución, las niñas fueron llevadas a una iglesia evangélica donde rezaron y cantaron cánticos cristianos.

Al cabo de algunas horas, las jóvenes empezaron a recobrar la conciencia y luego fueron llevadas a un hospital

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