La nueva rutina de teletrabajar, ayudar a los niños con las clases virtuales, desinfectar los productos, lavarse las manos cada cierto tiempo y usar mascarillas para salir es terriblemente agotador. Aunque ya han transcurrido varios meses desde la propagación de la pandemia por COVID-19, muchas personas aún no se adaptan a esta nueva normalidad.
En consecuencia, el confinamiento y el exceso de información produce un desgaste emocional y físico impresionante en el organismo. Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), ésta ya tiene un nombre oficial y afecta a la gran mayoría de personas de todas partes del mundo: fatiga pandémica.
¿Qué es?
Como su propio nombre lo dice, es el cansancio crónico frente a situaciones que resultan estresantes, cuyo origen proviene principalmente por la pandemia del coronavirus y los cambios que la enfermedad ha hecho en la rutina diaria.
Entre los principales síntomas se encuentra la apatía, desmotivación, agotamiento mental y la sensación de que las cosas no van a mejorar con el tiempo. Con el tiempo y sin el tratamiento correcto, esto puede afectar la vida de las víctimas a nivel social y laboral.
Consejos para evitarla
- Mantener un estilo de vida saludable haciendo las siguientes actividades: comer bien, realizar ejercicio y dormir ocho horas diarias.
- Limitar el consumo de noticias a una hora o menos al día. De preferencia, mirar películas o series que no tengan que ver con el coronavirus.
- Hacer actividades que produzcan alegría o placer para reducir los niveles de estrés.
- Hablar frecuentemente con los amigos y familiares para no sentirse solo.
- Salir de casa de manera segura y pasear por los alrededores.
- Pedir ayuda si los pensamientos negativos no desaparecen durante el día.