Efemérides: Un día como hoy nació el escritor Charles Bukowski
Efemérides: Un día como hoy nació el escritor Charles Bukowski

En el año en que se cumplieron 25 del fallecimiento de Charles Bukowski, apareció en español el libro “Las campanas no doblan por nadie”(Anagrama, 2019), una selección de relatos y dibujos aparecidos en revistas y periódicos, los primeros trazos de lo que sería después la extraña y singular obra del escritor alemán nacionalizado estadounidense.

En esta última publicación, se escucha, todavía un poco tenue, dudosa, la voz narrativa de Bukowski, como un anticipo de lo que vendrá después: “Mujeres”, “La máquina de follar”, “Escritos de un viejo indecente”. Sin embargo, sí se siente ese impacto de tristeza, derrotismo o de resignación en las historias de tal vez el último escritor maldito de la literatura norteamericana.

Los textos fueron publicados entre los años 60 y 70. El más antiguo, “Una cara amable, comprensiva”, que es inédito, data de 1948: una historia con un final desolador, donde el hombre y su entorno se deterioran. El Bukowski de ese entonces ya captaba esos aspectos de la realidad que luego desarrollaría en su posterior obra.

Libro reúne los primeros textos del escritor Charles Bukowski.
Libro reúne los primeros textos del escritor Charles Bukowski.

Y, por supuesto, en estas páginas no faltan la violencia, el dolor, el sexo, la retorcida forma de contemplar todo lo bello y el amor, un concepto que, aunque no parezca, atraviesa lo que escribió Bukowski hasta su muerte en 1994, a los 73 años.

“El amor es todo lo que dijimos que no era” (love is everything we said it wasn’t) se lee en su poema “una definición” (a definition) de 1975, reunido en Amor (Visor, 2016). Esa puede ser una de las poéticas de Bukowski, una forma de entrar en los campos minados del amor, con sus caricias y sus traiciones, con su delicadeza y su violencia, un espacio desde la ficción donde aparece lo más santo y monstruoso de nuestra existencia. El arte que perturba, conmueve, asquea y te genera empatía u odio. Eso carga “Las campanas no doblan por nadie”, que desde el título es un guiño sarcástico a Ernest Hemingway y John Donne.

La lectura de ese y los otros libros de Bukowski nos trae de vuelta la voz de ese viejo indecente que siempre está hablando de cosas mundanas y, a la vez, de lo que puede significar esta vida (o esta muerte). Hay una entrada de su diario, escrito en 1991 y recopilado en “El capitán salió a comer y los marineros tomaron el barco” (Anagrama, 2000), que hace un dibujo aproximado de las que pudieron ser las intenciones de ese viejo indecente:

“No hay que lamentarse por la muerte, como no hay que lamentarse por una flor que crece. Lo terrible no es la muerte, sino las vidas que la gente vive o no vive hasta su muerte. No hacen honor a sus vidas, les mean encima. Las cagan. Estúpidos gilipollas. Se concentran demasiado en follar, ir al cine, el dinero, la familia, follar. Sus mentes están llenas de algodón. Se tragan a Dios sin pensar, se tragan la patria sin pensar. Muy pronto se olvida de cómo pensar, dejan que otros piensen por ellos. Sus cerebros están rellenos de algodón. Son feos, hablan feo, caminan feo. Ponles la gran música de los siglos y no la oyen. La muerte de la mayoría de la gente es una farsa. No queda nada que pueda morir”.