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Según recoge , una investigación hecha por investigadores de la Universidad del Estado de Arizona que fue llevada a cabo en diez países, demostró que a las personas gordas se les asocia con la flojera, la fealdad y el poco autocontrol. Los países que tenían el estigma más marcado eran Paraguay, Samoa Estadounidense y México. Curiosamente, Samoa era uno de los países que el siglo pasado aún veía la gordura como un símbolo de fertilidad y atracción.

 

¿Qué pudo haber cambiado?

Unos años atrás, la Organización Mundial de la Salud catalogó al sobrepeso como "la epidemia del siglo XXI". Ello porque la Organización de Naciones Unidas (ONU) aseguró que existían al menos 1 400 millones de personas con sobrepeso en todo el mundo. De las cuales, al menos 500 millones son obesas. Cuando más se necesitaba que el problema se considerara una enfermedad seria, lo que se obtuvo fue un efecto secundario muy dañino: el estigma a la gordura.

 

El estigma a la gordura es casi una norma cultural, las bromas con el sobrepeso de fondo ya no escandalizan a nadie y son perfectamente aceptadas. Incluso, en el sector médico. Las personas con sobrepeso que han pasado por los médicos de atención primaria declaran que sienten una censura en la forma en que son tratados. Por ello se considera que los momentos claves que pueden acentuar la presión social por bajar de peso son; una consulta médica, y en el caso de las mujeres, días antes de la boda y después de dar a luz.

 

El mensaje básico fue: "los gordos merecen la vergüenza por su propio bien", según las autoras de “Lecciones del universo gordo”, Kate Harding y Marianne Kirby.

 

Es por eso que hoy en día, un enfoque más saludable deja de lado las culpas hacia el individuo y apoya el cuidado de la salud en todas las tallas o que cada medida encuentre su bienestar en su propio peso, ya que este estigma perjudica en el éxito personal, en encontrar pareja o en ser promovido en el trabajo.

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