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En una nota publicada por el sitio muyinteresante.es, el neurocientífico Matthew Walker de la Universidad de Berkeley, afirmó que un estudio elaborado por él concluyó que "mientras soñamos, la química cerebral vinculada al estrés se desactiva y el cerebro puede procesar las experiencias emocionales para ‘borrar’ o ‘suavizar’ las emociones dolorosas o desagradables almacenadas en la memoria".

 

Esto quiere decir que, al dormir, reducimos la carga de preocupaciones y las emociones dolorosas suavizan su efecto. Y una vez que nos despertamos, estamos más capaces de afrontar nuestros problemas.

 

Sabemos que soñar no es indispensable para descansar pero cuando lo hacemos, la información que hemos almacenado durante el día se clasifica en orden de importancia y olvidamos (descartamos) lo menos importante. Por lo tanto, también ayuda a fortalecer la memoria.

 

Otra ventaja del sueño es que se puede utilizar para resolver un problema. Es lo que llamamos "sueños lúcidos" si tenemos algo por resolver que nos da vueltas en la cabeza, podemos tratar de encontrar la solución mientras soñamos. De todos los que lo intentan, 25% lo logra.

 

Lo podemos comprobar, por ejemplo, cuando soñamos que estamos realizando una actividad determinada, a veces podemos notar que se activa la misma región en nuestro cerebro que se activa cuando de hecho la estamos llevando a cabo. Por ejemplo, con el llamado .