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Una investigación reciente sostiene que los bebés con apetitos sanos crecen más rápido, pero también podrían estar genéticamente predispuestos a ser obesos. Según los especialistas británicos del Centro de Investigación en Conductas de Salud del Colegio Universitario de Londres, los niños que tienen más deseos de comer alcanzan mayor altura y peso hasta los 15 meses.

 

“El apetito es clave, y sería sensato que los padres se mantuvieran atentos a los niños que parecen responder a la comida de forma mucho más ávida”, sugirió Clare Llewellyn, líder del estudio. Agregó que los genes parecen desempeñar un rol importante en la predisposición a la obesidad.


 

Ante los riesgos de la obesidad la investigadora recomendó a los padres que eviten que sus hijos suban de peso en exceso. “Deben ser estrictos sobre los alimentos disponibles, mantener los refrigerios escondidos y restringir la cantidad de comida que sus hijos comen”, aconsejó.