En medio de la emergencia sanitaria por la propagación del nuevo coronavirus, hoy se celebra el . Aunque no se celebrará como antes y el mejor regalo, para muchos, en estos momentos es mantener el distanciamiento social para luego reencontrarnos y darle ese esperado abrazo al progenitor.

OJO conversó y conoció las historias de algunos padres trabajadores del , quienes hoy se encuentran en la primera línea de lucha contra el nuevo coronavirus.

El doctor Manuel Benavente Apaza, coordinador general del comando COVID-19 del Hospital Sabogal, tiene a su cargo a 450 profesionales en dicho nosocomio. Él narra que en esta última semana la cantidad de casos se ha mantenido en un promedio de entre 70 y 75 pacientes por COVID-19, quienes ingresan por emergencia.

“Los síntomas en general de los pacientes que ingresan se repiten: fiebre, dolor de garganta, dolor en el cuerpo y la falta de aire. La cifra más alta de pacientes habrá tenido que ser hace unas tres semanas, en el que llegamos a ingresar entre 95 y 110”, contó.

“Lo más difícil, desde el punto de vista de la gestión en el tema de la administración de la pandemia misma, es el tema de la demanda que tiene la población por entrar al hospital. El poco recurso con el que cuentan los hospitales en general y lo difícil que es adquirir ahora los recursos en el mercado mismo. Uno podría decir necesito ventiladores pero hoy en día no es fácil salir al mercado y comprarlos”, contó a este diario.

Asimismo, narró que se ha tenido que redoblar esfuerzos en la atención y para cubrir las plazas de profesionales del sector médico. Desde que inició la pandemia, el médico Benavente se dedica 24 horas íntegras a realizar su labor. Sin embargo, también siempre se da un tiempo con la familia.

“Como todas las familias, hemos adquirido un tema de precaución mayor en los cuidados, por ejemplo, en el momento de llegar a casa: la desinfección de los zapatos, lavado de mano, baño inmediato, desinfección de las bolsas y cosas de la calle. La distancia dentro del mismo edificio. Bajar por las gradas en lugar del ascensor”, relató.

Tras cumplir el riguroso protocolo, señala que recién tiene contactos con sus hijos. Solo así, logra abrazar a su hijo.

“Como todo niño, tiene curiosidad por saber el tema en el trabajo y preguntan cómo te ha ido en el trabajo, cuántos pacientes has visto o qué tenían tus pacientes. Ellos también ya saben y conocen el cuidado que uno debe seguir. Aprenden muy rápido”, aseguró.


UN TRABAJO MUY LOABLE EL DEL ALBER RODRÍGUEZ

Alber Rodríguez Macedo trabaja en el área de limpieza del área COVID-19 del hospital Sabogal desde hace cuatro años y, desde que inició la pandemia, realiza labores en el área que atiende a dichos pacientes en el hospital Sabogal.

Su herramienta de trabajo, según narra, es un completo equipo de protección: una chaqueta, un pantalón, botas, gorrito para el cabello, mandilón, lentes, un casco, y la mascarilla. Actualmente, trabaja 8 horas, al igual que sus compañeros.

“Siento pánico. Siempre me voy con la fe de Dios, que no vaya a pasar nada. Le pido que me proteja a mi y a mi familia para que tampoco que vaya a llevar el virus a la casa”, relató Alber a OJO, quien realiza un recorrido de poco más de una hora para desde su casa, en San Martín de Porres, para llegar a su trabajo en el territorio chalaco.

Durante su trabajo, Alber viene viendo de todo en esta pandemia. Y en varias ocasiones, inclusive, ha actuado como un héroe, al atender a varios pacientes infectados de coronavirus, quienes requerían de su ayuda. ¿El miedo? Lo sentía, pero más grande es su compasión y solidaridad.

“Lo que más se ve es que los pacientes se quejan, lloran, gritan y eso me hace sentir pánico. Me pide un favor y se los hago, pero siempre encomendándome a Dios. Algunos me piden que les levante la camilla, ya que a veces las enfermeras están afuera, no los escuchan. Entonces, yo entro y siempre me dicen, ‘por favor, levántame la cama’, o ‘bájame la cama’ y yo lo hago”, narró.

Albert tiene un hijo de 13 años, quien viajó con su esposa a Huánuco y, por toda esta emergencia sanitaria, se quedaron varados y aún no pueden regresar. Con él se comunica mediante videollamadas.

Hoy este hombre y gran persona celebrará el Día del Padre de forma diferente, pero acompañado del amor de su madre y de hijita de 8 años.



TRABAJO Y SOLIDARIDAD EN EL ÁREA DE PEDIATRÍA DEL HOSPITAL SABOGAL

Juan Carlos Cáceres Robles, licenciado en enfermería, trabaja en el área de pediatría del hospital Sabogal; sin embargo, como bien el señala, debido a esta emergencia también se desempeñan y ayudan en el área de pediatría COVID-19.

“Estoy en el hospital desde agosto del 2016. En la actualidad mi servicio no es COVID-19. Yo pertenezco al servicio de pediatría, pero debido a las circunstancias, todos los servicios pertenecen al área COVID-19. Existió una convocatoria donde piden personal específico para el área COVID-19, pero dichas plazas no han sido atendidas. Por ello, el personal de pediatría va y apoya al área COVID-19 pediátrico”, explicó al resaltar el compañerismo y el trabajo esforzado que realizan para atender a todos los pacientes que reciben.

Durante su servicio, su área también atendió a niños que llegan por diversos tipos de males, entre ellos varios por COVID-19 e, inclusive, casos de infantes con Kawasaki, una enfermedad que causa inflamación en los vasos sanguíneos de todo el cuerpo.

Al igual que sus otros compañeros de trabajo, Juan Carlos Cáceres se encuentra expuesto al virus. Por ello, su protocolo de limpieza y seguridad a casa es muy riguroso. “Tomos estamos propensos a enfermarnos”, señala al resaltar que el apoyo de la familia es lo más importante en estos tiempos de crisis.

“Yo tengo dos niños: una nena y un varoncito. Mi niña tiene 4 años y mi niño 8 meses. Yo no vivo con el bebé. Como su mama también es personal de salud, ha sido destinada en otro lugar del país. Es difícil hacerles entender esta situación, mas cuando son pequeños. Pero con el apoyo de la familia, de alguna u otra manera, se puede arreglar. Yo sé que todos estamos pasando por esta circunstancias difíciles, pero no hay apoyo más fuerte que la familia”, narró el enfermero.