Mineros sobrevivieron con bocados de atún cada 48 horas y piden comida
Mineros sobrevivieron con bocados de atún cada 48 horas y piden comida

Los 33 mineros atrapados desde el 5 de agosto unos 700 metros bajo tierra en el desierto chileno revelaron hoy que sobrevivieron cominendo dos bocados de atún y un sorbo de leche cada 48 horas, en los primeros contactos con los rescatistas.
'Están bien, todos sanos, no han tenido ningún inconveniente, salvo uno que tiene dolor de estómago, y dicen que tienen mucha hambre', detalló tras la comunicación el ministro de Minería, Laurence Golborne.
'Pidieron que les enviaran comida, escobillas para los dientes y algo para los ojos (por la irritación)', agregó el funcionario, quien valoró el buen ánimo de los trabajadores, quienes deberán esparar tres a cuatro meses para ser rescatados.
Golborne agregó que los trabajadores, con quienes cantó el himno nacional a la distancia, estaban inquietos por el destino de sus compañeros de faena, con los que perdieron contacto tras el derrumbe del yacimiento cuprífero.
'Cuando les contamos que estaban todos bien, se mostraron muy contentos', narró.
El contacto telefónico, el primero en 18 días, coincidió con el inicio de la fase final de rescate de los trabajadores, varios de los cuales padecen diabetes, hipertensión y silicosis, la enfermedad pulmonar de los mineros.
La tarea concluirá, si no hay derrumbes, fallas técnicas o anegamientos, antes de Navidad cuando acabe la construcción del ducto de 66 centímetros por el que serán sacados los mineros en un canasto, dijo el ingeniero a cargo del rescate, André Sougarret.
'Lo que vamos a hacer es una excavación vertical, es lo más rápido', detalló el profesional desde el mineral, donde las familias de los trabajadores aguardan por los suyos.
'Aunque es duro el desierto, nos vamos a quedar hasta el final', dijo hoy a dpa Romina, hija de Mario Gómez, líder de los mineros.
La oscuridad de las profundidades, el calor y la humedad complican la vida de los mineros, para quienes las autoridades definieron ya un plan de contención sicológica.
'Ellos pueden aguantar cuatro meses bajo tierra', dijeron sin embargo sus familiares.
La operación, que comenzó con el montaje de una perforadora de última generación, estuvo marcada además por el debate sobre las condiciones laborales de los trabajadores en Chile, uno de los países más desiguales del orbe.
Los dueños del yacimiento comunicaron a primera hora incluso que no sabían si continuarían pagando los sueldos de sus trabajadores, desatando el malestar del gobierno y la oposición.
'Esas aseveraciones me parecen increíbles', dijo el ministro Golborne. 'Son unos caraduras', agregó la senadora opositora Isabel Allende.
El presidente Sebastián Piñera, uno de los hombres más ricos del país, conformó en paralelo una comisión para analizar en un plazo de 90 días reformas a las condiciones laborales de Chile.
'Vamos a pedirle a este grupo que revisen nuestras leyes, nuestros reglamentos, nuestras normas sobre seguridad, higiene, que revisen las normas internacionales', dijo.
El objetivo, según explicó el mandatario, es adecuar las normas laborales chilenas a los parámetros de la OCDE, el club de los países industrializados que también integra Chile.
La medida surgió en momentos en que diversos dirigentes sindicales comenzaron a criticar las condiciones de trabajo y seguridad laboral en el país.
'La falta de respeto a los trabajadores y sus representantes es una cosa escandalosa', dijo hoy en ese contexto Javier Valenzuela, dirigente de los mineros atrapados.
'Los anuncios del presidente Piñera son pura parafernalia y no se va a cumplir lo prometido', agregó el presidente de la Confederación Minera, Néstor Jorquera, reclamando por la inequidad social.
De hecho, en Chile conviven situaciones económicas y sociales muy desiguales, como admitió hoy el presidente Piñera.
Por ejemplo, las masivas compras de empresas que las compañías chilenas hacen por América Latina, estimadas en 50 000 millones de dólares desde 1990, conviven con la existencia de tres millones de pobres.
La vida de los mineros dependerá que no dejen de operar los pequeños ductos abiertos hacia las profundidades, por donde se enviará agua, víveres y cartas de las familias.
DPA