Dicen que toda crisis tiene su magnífico lado bueno y Moisés Piscoya puede dar fe de eso. Aunque hoy es uno de los intérpretes de lengua de señas más reconocido y respetado del país, hubo un tiempo en que este joven se sintió completamente perdido, pero fue gracias a su hermana-mamá Mónica, como él la llama, quien es una persona sorda, y también a su generosidad que encontraría el camino que ahora le da grandes satisfacciones. En entrevista para diario OJO, el “joven de las manos que hablan” nos revela más detalles de su apasionante oficio.
¿Recuerdas tus inicios en la lengua de señas? ¿cuántos años tenías?
Recuerdo pedir leche y comida a mi hermana Mónica, todo en señas; tenía tres años más o menos. Pero desde el primer año ya hablaba en señas, según me cuenta mi familia. (Risas)
Dejaste tus estudios de Contabilidad para dedicarte a ser intérprete de lengua de señas. ¿Qué determinó esta decisión?
En el año 1999 empecé a trabajar en una imprenta como auxiliar contable mientras seguía mis estudios; no era feliz y tuve una especie de crisis existencial, me sentía viejo y que estaba perdiendo el tiempo. Recuerdo que un día saliendo del trabajo me puse a llorar de la nada, de pronto recibí una llamada, era la madre de una persona sorda preguntándome si podía interpretar a su hijo que estaba hospitalizado, lo hice y al ver la cara de la persona sorda satisfecha me alegró el alma, desde entonces me prometí dedicarme a esto por completo.
¿Qué es lo más complicado de tu trabajo?
Interpretar conlleva una responsabilidad muy grande porque debo tener especial atención y cuidado con los mensajes; cuando aparecen palabras técnicas, tengo que resolverlas en segundos e interpretarlas. Otro aspecto que no es fácil es encontrar oportunidades de capacitación y profesionalización; como intérpretes de lengua de señas debemos estar en constante contacto con la comunidad sorda.
¿En qué casos te cuesta más interpretar en señas?
Cuando interpretas en un evento sin saber del tema y sin prepararte, te va a costar mucho y no es ético, no vas a dar un buen servicio, ese no es mi caso… Leo mucho y me informo antes de interpretar.
¿Y cuál es tu mayor satisfacción?
Amo lo que hago, me satisface contribuir significativamente para lograr una sociedad más integrada e inclusiva. Hacer que las personas sordas estén enteradas de lo que pasa a su alrededor y tengan su propia opinión es gratificante y valioso para mí. Tengo una gran responsabilidad en mis manos.
¿Cómo te sientes de ser considerado un peruano del Bicentenario?
Para mí es un honor, no me lo esperaba, yo solo hago mi trabajo con responsabilidad y profesionalismo, pero estoy muy agradecido de ser considerado el peruano del Bicentenario.
Desde que decidiste ser intérprete, has viajado mucho para especializarte. ¿Qué iniciativas de otros países te gustaría que se repliquen en Perú a favor de la comunidad sorda?
Definitivamente, la profesionalización del intérprete de lengua de señas peruana. También la educación bicultural de calidad para sordos, el reconocimiento de la lengua de señas peruana como un idioma indígena más del Perú por el Ministerio de Cultura, entre otros.
Como país, ¿qué nos hace falta para ser una sociedad más inclusiva?
Aún hay mucho desconocimiento sobre la comunidad sorda, su lengua y cultura, por ende se cae en la discriminación, en la burla y en la falta de empatía; aunque últimamente mi exposición y la de otros intérpretes han hecho que la gente se interese un poco en saber más sobre las personas sordas. No obstante, como sociedad, tenemos aún mucho por mejorar.
¿Consideras que hay una evolución?
Bueno, a raíz de la llegada del coronavirus al Perú, se evidenció la necesidad de que toda información sea accesible, y se está dando poco a poco, mucho más que antes; se ven cambios importantes en materia de accesibilidad en los órganos estatales y algunos privados, aunque falta mucho por hacer. Y eso que hay existe la Ley 29535 que aún no se cumple a cabalidad.
¿Cómo podemos los peruanos ser más empáticos con la comunidad sorda?
Pueden apoyar difundiendo más sobre la Lengua de Señas Peruana (LSP), y si quieren aprender la LSP que lo hagan de las propias personas sordas a través de los cursos que ellos desarrollan. También difundiendo sus iniciativas y emprendimientos. Finalmente, pueden ayudar a que no sean invisibles, que más niños y niñas sordas tengan referentes de personas sordas autosuficientes y se vean representados en todos los medios.
OBSTÁCULOS POR DERRIBAR
Mónica Piscoya, hermana de Moisés y persona sorda, afirma que el acceso a la lengua de señas es esencial para derribar las barreras de comunicación con su comunidad.
NIÑOS CON DISCAPACIDAD AUDITIVA
“A los padres les aconsejaría que le den a sus hijos el acceso a su idioma que es la lengua de señas. La privación lingüística se ve en muchos niños, no solo en Perú”, advierte Moisés.