Madres de familia como Abilia Ramos trabajan en olla común "Nueva Esperanza del Perú.
Madres de familia como Abilia Ramos trabajan en olla común "Nueva Esperanza del Perú.

En el año 2020, en pleno encierro por la pandemia del coronavirus, los hogares del asentamiento humano Antonio Raimondi, en San Juan de Lurigancho, se iban quedando, poco a poco, sin recursos para poder alimentarse. A unos les faltaba gas para cocinar y otros apenas tenían arroz o carne para un día más.

Ante la crítica situación que vivían, los vecinos decidieron reunir todo lo que les quedaba en casa y, en conjunto, cocinar para sus familias. Aunque el resultado no fue el más sabroso, dada la mezcla de insumos de diferentes marcas y precios, las personas no paraban de llegar por un plato de comida.

Es así como nació la olla común “Nueva Esperanza del Perú”, según recuerda Abilia Ramos, presidenta de la Red de Ollas Comunes de San Juan de Lurigancho, quien participó en aquella organización vecinal protagonizada sobre todo por madres de familia y que hasta hoy perdura alimentando a quienes menos tienen, a pesar de las dificultades.

“(Hemos pasado) momentos muy difíciles porque no teníamos ollas para grandes cantidades, hemos movido las comidas con palos de escoba porque no había ni cucharones, bajábamos a los mercados a pedir alimentos y cocinábamos a leña por falta de gas”, contó a OJO.

Mujeres trabajan hasta el triple para alimentar a niños y ancianos.
Mujeres trabajan hasta el triple para alimentar a niños y ancianos.

Semana Santa dedicada a las ollas comunes

Abilia, quien llegó de Pasco a Lima a los 17 años en busca de un mejor futuro, es una de las seis lideresas de ollas comunes a quienes el arzobispo de Lima, Carlos Castillo, lavará sus pies, al igual que a sus pequeños hijos, el Jueves Santo en la Catedral de Lima, para rememorar este gesto de servicio que hace Jesús con sus discípulos.

Ella, así como sus compañeras, formarán parte de este tradicional acto religioso, dado que el Arzobispado de Lima ha dedicado esta Semana Santa a apoyar a las ollas comunes de Lima y, a su vez, destacar su importancia frente a la necesidad de hambre, que hay “en las partes más altas de la ciudad”.

Abilia Ramos, presidenta de la Red de Ollas Comunes de San Juan de Lurigancho.
Abilia Ramos, presidenta de la Red de Ollas Comunes de San Juan de Lurigancho.

“El Arzobispado, con su solidaridad, está haciendo entender que sí hay hambre en el Perú y que el Estado no se ha dado la vuelta a mirar porque cree que, con lo poquito que da, ha resuelto el problema, y no es así”, sostuvo la también enfermera técnica de 43 años.

Además, expresó sentirse “muy contenta” de estar incluida en la ceremonia de lavado de pies ya que es una manera de llevar la voz de muchas mujeres. “Sentir, de corazón, que otros están solidarizándose con nuestro trabajo me hace sentir emocionada”, refirió.

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Pobreza se ha agudizado en el país

La emoción que embarga a esta mujer líder en su comunidad es aún mayor al saber que estará acompañada de su hijo de siete años, Billy, quien sabe qué son las ollitas comunes y ha crecido mirando cómo se trabaja, voluntaria y colectivamente, en estos espacios.

“Yo he repartido alimentos y canastas con él. Cuando estamos en la ollita (Antonio Raimondi) él apoya a los abuelitos, siempre conversa con ellos. Me acompaña a las diferentes reuniones que tenemos. Él ha sido parte de todo esto porque cuando empezamos con la ollita él tenía tres años. Él está comprometido conmigo”, señaló.

Aunque la emergencia sanitaria por el COVID-19 ya acabó, para Abilia sus secuelas siguen perdurando, siendo una de estas el incremento de la pobreza, que ha provocado, a su vez, que más niños, jóvenes, gestantes y adultos mayores sufran hambre.

“La pobreza se ha seguido agudizando y mientras haya población con necesidad de alimento, las ollitas seguirán atendiendo”, prometió.

Para donar víveres pueden acercarse a la Parroquia más cercana o pueden entregarlos en los almacenes de Cáritas Lima.

EN CIFRAS:

2000 ollas comunes hay aproximadamente en Lima, sobre todo en las partes altas de la ciudad.

200 menús diarios repartió, en promedio, la ollita común del AA.HH. Antonio Raimondi, en pandemia.

21 años tiene la dirigenta vecinal Abilia Ramos viviendo en San Juan de Lurigancho.

Abilia Ramos cuenta todas las dificultades que siguen teniendo para alimentar a los más pobres.

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