Hola, soy Magaly Moro y leo todos los días tu caso del corazón para darte un consejo. Siempre protejo la identidad de las personas que me escriben porque esta historia podría ser la de cualquiera.
El amor nos impulsa a ser mejores personas, pero también nos puede cegar y poner contra la espada y la pared. En este espacio recibirás un consejo, el consejo de una amiga anónima. Ojo, esto no es una terapia. En muchos casos sí es importante recurrir a una, ya sea solo o en pareja.
Hoy te cuento la historia de Carla, de 45 años, quien me escribe desde Comas.
Doctora Magaly Moro, le escribo esta carta con la esperanza de que pueda darme uno de sus sabios consejos. Llevo 15 años de casada. La relación con mi esposo Pablo es buena, tenemos tres hijos, un varón y tres mujeres, de 14, 12 y 10 años respectivamente. Soy ama de casa y tengo un pequeño emprendimiento de corte y confección. Mi taller está en mi vivienda y actualmente apoyo a una amiga que diseña disfraces y lencería femenina.
Un día mi esposo entró a mi taller cuando me encontraba cosiendo un disfraz de enfermera sexy. Cuando Pablo vio el diseño armado le gustó mucho y me pidió que me haga uno de mi talla para que se lo luzca. Me pareció gracioso que me haga esa petición, así que lo tomé como una broma. Sin embargo, desde esa fecha, Pablo me pregunta todos los días si ya tengo listo el disfraz porque se muere de ganas de vérmelo puesto.
Le confieso, doctora, que ya me confeccioné el traje, pero realmente no estoy segura de verme bien vistiéndome como una enfermera sexy porque estoy un poco pasada de kilos. No estoy obesa, pero sí entrada en carnes; además, dentro de poco voy a cumplir 46 años de edad y la verdad que no creo lucir tan sensual y atractiva como mi esposo espera o se imagina. No sé cómo sacarle de la cabeza a mi Pablo la idea de verme disfrazada como una enfermera sexy, pero tampoco quiero que esto sea motivo de discusión, ¿qué me aconseja, doctora?
CONSEJO
Querida Carla, no te sientas menos atractiva por tu edad o la figura que tengas, ten presente que la sensualidad es cuestión de actitud, no de físico. Además, si tu esposo te ha pedido que luzcas ese disfraz, es porque desea verte así. No permitas que tus inseguridades te impidan vivir tu sexualidad plenamente. Olvídate de complejos y siéntete una mujer deseada. Suerte.