El ángel guardián de Quiñones
El ángel guardián de Quiñones

Lo primero que debe tener muy claro un visitante al entrar por primera vez a la casa museo dedicada al héroe José Abelardo Quiñones Gonzales en Pimentel es que acaba de ingresar a un templo. Así lo recalca el señor Leopoldo Herrera Pacherres, guía del lugar, quien a sus 84 años demuestra toda la energía de un joven al hablar sobre la vida y hazañas del aviador norteño.

Pero don Leopoldo no es cualquier persona. Dedicó más de 30 años al servicio en la Fuerza Aérea del Perú (FAP), hasta que pasó al retiro en 1991. Poco después, su amor por la figura que le sirvió de inspiración en su carrera militar lo convirtió en la persona más indicada para transmitir el legado de Quiñones a los visitantes del museo y, sobre todo, a las nuevas generaciones.

RESCATE. Con más de 100 años de antigüedad, la casa en la que creció José Abelardo Quiñones Gonzales tuvo que ser rescatada para poder convertirse en el espacio que hoy es visitado por varios turistas, en los números 444 y 448 de la calle que también tiene el nombre del héroe, en Pimentel, a pocos metros de la playa.

“En 1996 me enteré que a la casa de Quiñones querían convertirla en un museo, por parte de la Fuerza Aérea y la Mesa Redonda Panamericana de Pimentel. La casa en ese entonces no estaba como ahora, todos los comandos tomaron acción y cada año se fue mejorando. Además, se trajo cada vez más fotos, recuerdos y otros objetos valiosos”, narra don Leopoldo.

Fueron las señoras de la Mesa Redonda Panamericana quienes lo propusieron como guía y, desde entonces, sus días han girado en torno a las visitas de turistas y grupos de estudiantes que llegan para conocer más sobre la vida de Quiñones. Las fotos, modelos de aviones, muebles antiguos y más reliquias relacionadas con la historia del aviador llenan los ambientes que de martes a domingo abren sus puertas al público.

No obstante, pese al gran trabajo realizado por el Grupo Aéreo N° 06 de la FAP (Chiclayo) para restaurar el lugar y convertirlo en un ambiente acogedor, este templo al heroísmo y al amor por la patria no siempre recibe el número de visitas que se podría esperar. Mucha gente solo llega a Pimentel por su famoso balneario y olvida que existen otros lugares interesantes en el distrito, además de accesibles, pues el ingreso al museo, por ejemplo, es libre.

“Piensan a veces que cuesta mucho dinero llegar hasta aquí, pero se equivocan. El Grupo Aéreo ha creado este museo con un fin muy grande: incentivar al joven a que más tarde sea lo que fue José Abelardo Quiñones”, expresa el guía cultural del recinto.

ENTREGA. Lo primero que Leopoldo Herrera muestra a los niños que llegan al museo es una frase pintada al ingreso del mismo: “Todo hombre tiene en su camino su pedestal de héroe, solamente hace falta que cuando llegue el momento tenga el valor suficiente para subirse a él”.

A raíz de esta frase que se atribuye a Quiñones, el señor Herrera empieza el recorrido por los ambientes del museo. “Les digo entonces a los niños, ¿ven a aquel joven en el cuadro? Se llama José Abelardo Quiñones Gonzales, nació en esta casita un 22 de abril de 1914. Luego les relato, pero de acuerdo a la edad, la vida del héroe”, explica el técnico en retiro.

En dicha lección de historia que brinda el señor Leopoldo pareciera reflejarse aquella entrega que mostró el héroe hasta el último de sus días, el 23 de julio de 1941, cuando se inmoló en plena guerra con Ecuador. Admiración convertida en pasión y en motivo para seguir luchando.

En dicha lección de historia que brinda el señor Leopoldo pareciera reflejarse aquella entrega que mostró el héroe hasta el último de sus días, el 23 de julio de 1941, cuando se inmoló en plena guerra con Ecuador. Admiración convertida en pasión y en motivo para seguir luchando.