Heredero del retablo ayacuchano
Heredero del retablo ayacuchano

Eduardo Gallegos

egallegos@grupoepensa.pe

Lo encontramos en su taller, como siempre, con las manos pintadas y escuchando el tradicional huaino ayacuchano. Nos recibió en la casa museo que ahora lleva el nombre de su abuelo (Joaquín López de Antay), dispuesto a conversar, sobre todo del trabajo que está haciendo actualmente.

Herencia artística. Alfredo López Morales no ha cambiado mucho su estilo de vida, en cuanto al arte de refiere, ya que continúa desarrollando los trabajos que hicieron que le entregaran a su abuelo, en 1976, el Premio Nacional de Cultura.

“Tengo la suerte de ser nieto de Joaquín López de Antay, afortunado de ser el primer nieto varón, y me tenía siempre a su lado. Había que asumir la responsabilidad de hacer trabajos, ya sea para las cruces, retablos, pasta wawas, caballitos, máscaras y lo hacíamos. Aprendí de los dos lados, de mi padre y mi abuelo, pero este último era más bueno para enseñar, porque todo decía que estaba bien, pero mi señor padre (Mardonio López) fue más exigente”, señala el artista ayacuchano refiriéndose a cómo aprendió el oficio de la elaboración de retablos.

Suman 52 años los que Alfredo López ha trabajado como retablista. Él es uno de los pocos de la familia Antay que conserva este don y espera que la familia continúe con la tradición.

Para un artista como él, la inspiración brota de todas partes; sin embargo, tiene claro que sus mayores fuentes son sus ancestros. “Mi fuente de inspiración es el cariño que me fueron transmitidos de mi abuelo y mi padre, y la necesidad de seguir conservando trabajos que no se observan”, cuenta.

LA CONSERVACIÓN. El retablista ayacuchano no solo destaca el trabajo artístico de su padre, también resalta la labor de enseñanza que desempeñó por mucho tiempo en el Centro de Capacitación Artesanal.

“Mi padre enseñó 20 años en lo que se llamaba Centro Nacional de Capacitación Artesanal. Él se encargó de reclutar a otros artesanos de diferentes áreas para conservar parte de la tradición de Huamanga. Si él no hubiese enseñado retablos, ¿quién lo hubiera realizado? A su muerte, mi hermana Alina López le reemplazó en la enseñanza. La familia López fue la que transmitió estos saberes de retablo”, indicó.

A pesar de todo ello, el artista señala que aún las autoridades locales no explotan ni apoyan el valor artístico que tiene la región; es más, hoy en día han convertido el Centro de Educación Técnico productiva Joaquín López de Antay en un espacio que no imparte ningún tipo de talleres culturales. “Tiene que haber un empuje para que muchas otras actividades artesanales no se pierdan. Tiene que haber un apoyo”, indica Alfredo López.

A pesar de todo ello, el artista señala que aún las autoridades locales no explotan ni apoyan el valor artístico que tiene la región; es más, hoy en día han convertido el Centro de Educación Técnico productiva Joaquín López de Antay en un espacio que no imparte ningún tipo de talleres culturales. “Tiene que haber un empuje para que muchas otras actividades artesanales no se pierdan. Tiene que haber un apoyo”, indica Alfredo López.