El asalto a mano armada a una familia, en plena Vía Expresa de la Línea Amarilla, evidencia una vez más que la delincuencia continúa incontrolable. Ya no hay parque, plaza, calle, barrio, urbanización y distrito donde la gente pueda transitar tranquila; porque los arrebatadores, cogoteros y hampones de toda laya están a la vuelta de la esquina, dispuestos a dar el zarpazo para perpetrar su delito. Otra modalidad, como hemos visto hace unos días, es la “araña”: el ratero trepa la baranda de seguridad y ataca por las ventanas a los pasajeros del Metropolitano. Muñoz prometió seguridad y naca la pirinaca.