¿Qué nos pasa como sociedad? ¿Qué ocurre con la salud mental del país? ¿Por qué el Perú descendió al subsuelo y se ha enterrado o tapado con la sensibilidad? ¿Por qué la vida ya no vale nada? ¿Por qué ahora se mata o se violenta indistintamente a un niño o a un adulto con la misma violencia? ¿Por qué la sangre se ha transformado en el color de la noticia diaria, frente a una Policía inerme y a una judicatura que está en otra nota?
¿Por qué la cobardía es el más rápido argumento para lidiar con un problema? ¿Por qué las familias tienen las bases carcomidas por la ira rápida? ¿Cuánto de presupuesto invierte el Estado para temas de prevención contra la violencia? ¿Cuál debería ser el papel de Estado ante este tipo de delitos? ¿Realmente se soluciona todo con endurecer leyes?
¿Qué tipo de políticas de auxilio ha implementado el Gobierno? ¿Además de hacer cumplir la pena al agresor, qué tipo de acciones asume el Estado para asegurar el entorno de la víctima o para evitar que el delito se vuelva a repetir? ¿Existe un seguimiento riguroso a los casos de infanticidio? ¿Cuánto de presupuesto se destina para temas de previsión contra la violencia?
Gracias a la colega boliviana Ruth Norah Oblitas, especialista en derechos de la niñez y adolescencia, por ayudarme en la confección de estas interrogantes.
Esto fue todo por hoy, cierro el ojo crítico, hasta mañana.