El dirigente Pedro Castillo nos hizo recordar a esos jugadores teatreros que, apenas los tocan, ruedan por el grass como si les hubiesen roto la pierna o algo por el estilo.
“Tírate”, le dijo un secuaz, mientras avanzaba rumbo al Congreso en medio de los gases lacrimógenos lanzados por la Policía.
Ni corto ni perezoso, el maestro cajamarquino se desplomó en la avenida Abancay, en una escena de victimización digna de una película.
Parece que Castillo, además de clases pedagógicas, recibió algún curso de actuación porque esa caída no la hace ni Brad Pitt.
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