¡Qué tal! Seguimos con la radiografía de los candidatos a la Presidencia.
RAFAEL LÓPEZ ALIAGA: El señor es bien autosuficiente. Botado, en lenguaje popular. La versión mejorada de César Acuña, digamos, porque también evidenció que tiene plata como cancha y un rollo más hilvanado. Eso sí, con poca sensibilidad, como cuando dijo: “Si te quieres matar, te subes a un edificio y te tiras” en alusión a la eutanasia de Ana Estrada. En la última encuesta del Instituto de Estudios Peruanos se ubica en quinto lugar.
ALBERTO BEINGOLEA: El “burbujón” muestra un loable estoicismo electoral. Hace su chamba, corre la cancha, pero el partido, o sea el PPC, no lo ayuda mucho. Yo diría que es uno de los candidatos con las propuestas más viables, sin embargo, está rezagado en simpatía popular y solo un milagro podría llevarlo a una segunda vuelta. Los estigmas de Lourdes Flores aún se huelen.
MARCO ARANA: En política y, sobre todo, en elecciones el discurso es casi todo.
En ese sentido, el ex cura anda medio flojón. Escuchen esta oración: “Los peruanos y peruanas deberemos encontrar acuerdos para definir un nuevo marco constitucional, un nuevo contrato social y natural para el cambio del actual paradigma civilizatorio”. No, pues.
OLLANTA HUMALA: Le encantó la mamadera y otra vez quiere volver a Palacio para que Nadine lo cuadre y le dé la espalda frente a todos. Es parte de esa camada de expresidentes que están bajo sospecha de una corrupción sin precedentes y que si tuviese un poquito de sangre en la cara no andaría de postulante presidencial. ¡Qué tal cuajo!