Sobrino, estoy indignado con el último escándalo de Qali Warma. La corrupción siempre es terrible, pero duele más cuando se juega con la salud de los niños y no se maneja bien un programa con el potencial de mejorar la situación, especialmente ahora que muchos hogares enfrentan hambre.
Qali Warma es un programa que proporciona desayuno (y en algunos casos, también almuerzo) a estudiantes de más de 65,000 colegios públicos, principalmente de educación inicial y primaria. ¿Sabías que en más de un tercio de los hogares con menores se consumen menos calorías de las necesarias? ¡Eso no se puede permitir, especialmente en un contexto de creciente pobreza y hambre!
Debemos ser muy exigentes en la gestión de este programa, ya que los estudios han demostrado su capacidad para mejorar la asistencia escolar, el rendimiento y la memoria de los niños. Queda claro que es necesario replantear cómo se está administrando, ya que no es la primera vez que se reportan intoxicaciones infantiles. Hay demasiados proveedores, algunos sin la experiencia adecuada, y falta una supervisión efectiva. ¡Es hora de que el Gobierno se ponga a trabajar!
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