El congresista Waldemar Cerrón se ríe cuando la prensa le pregunta por los supuestos relojes de alta gama que luce, valorizados en más de 17 mil dólares. El parlamentario, en su afán de desmarcarse del tema, responde muy orondo que los relojes que usa los compró en “Las Malvinas” y son marca “Trolex”, aduciendo que son bamba. Con esta respuesta, lo único que demuestra el hermano del prófugo Vladimir Cerrón es que es un impulsor de la comercialización de productos “bamba”, un delito que se sanciona en nuestro país. El comportamiento de este padre de la patria es cuestionable, más aún cuando instituciones como el Indecopi trabajan en la lucha contra la piratería, el contrabando, y se busca proteger el derecho de autor. No tiene nada de malo que un congresista luzca un reloj de alta gama, siempre y cuando esté justificado y acorde con sus ingresos económicos. Lo que sí está mal, es que como miembro del Legislativo fomente la informalidad, la ilegalidad y el contrabando.