El profesor chotano se derrumbó como un castillo de naipes. Y ya era hora. La historia salda así un gravísimo error que le ha hecho mucho daño al Perú a partir de su elección como presidente de la República. La “palabra de maestro” y “no más pobres en un país rico”, entre otras frases hechas, resultaron olímpicas mentiras en voz de un sujeto que confundió gestión con corrupción, gobierno con agencia de empleos, obras con oportunidad de saqueo, culpabilidad con victimización. Ayer se pasó de la raya y terminó confirmándose como un aprendiz de dictador al intentar cerrar el Congreso para zafarse de la vacancia por incapacidad moral permanente. Bueno es culantro, pero no tanto y ahí estuvieron las Fuerzas Armadas y la Policía Nacional para defender la democracia y ponerlo en su sitio. Que el paso de este oportunista por Palacio sirva para que la población piense mejor cada vez que se acerca a las ánforas y deseche los extremismos en las riendas de nuestra querida patria. ¡Suerte a doña Dina!