A estas alturas, queda claro que las marchas y movilizaciones violentas como las que promueven desde la izquierda no hacen más que afectar la economía del país y de la gente que quiere salir a trabajar y ganarse la vida sin que en medio se le atraviese un grupo de vándalos gritando consignas a favor del golpista Pedro Castillo y el llamado a una asamblea constituyente para que el Perú termine siendo una imitación de las tiranías que imperan en Cuba, Venezuela o Nicaragua.
Además, la Policía Nacional ha sido muy clara. Aquellos que entren al terreno del delito apelando a la violencia, tendrán que responder ante la justicia. Y es que no se puede permitir que un puñado de gente azuzada desde las redes sociales y algunas cómodas oficinas, venga a ponerle zancadilla a un país que necesita crecer.
Están todos advertidos. La ley es muy clara sobre el destino de los que dejen de lado la manifestación pacífica y le jueguen sucio al Perú con palos y piedras.