La ola de inseguridad que nos golpea siempre resulta útil para los demagogos y vendedores de humo, como esos que ahora desde el Congreso están pidiendo que se reabra el penal de la isla El Frontón, frente al Callao. Deberían saber estos señores que para concretar eso se tendría que reconstruir de cero un establecimiento penitenciario que saldría carísimo teniendo en cuenta que habría que movilizar el material y los obreros en viaje en lancha de casi una hora. Aparte de eso, de llegarse a instalar nuevamente allí una cárcel, los costos de mantenimiento serían elevadísimos, pues habría que llevar alimentos, agua, custodios, policías, internos, familiares y demás, todo por vía marítima. ¿Quién va a pagar eso? ¿Los congresistas con sus bonos? Además, qué sentido tiene meter a presos de alta peligrosidad en una isla con playa incluida, cuando lo que se busca es aislar a estas lacras en la puna o en una zona agreste donde estén imposibilitados de comunicarse con el exterior y no haya posibilidad de fuga. Señores, basta de demagogia.