El triunfo del viernes de la selección de fútbol cayó como un bálsamo para aplacar los días complicados que hemos pasado, no solo por los resultados de las fechas anteriores de las eliminatorias al mundial, también por el paro de 48 horas que afectó a miles de peruanos. Un triunfo de la Bicolor mueve la economía, y eso lo saben bien los comerciantes de Gamarra, quienes esperan buenos resultados de la Blanquirroja para incrementar las ventas de camisetas. Los negocios de comida también ganan, pues la gente sale a celebrar y otros ya se organizan para ver el partido del martes en algún bar o restaurante. Asimismo, la alegría que da gritar un gol peruano es indenoscriptible. La ilusión revive. Pero que este periodo revestido de realismo mágico no nos haga olvidar los verdaderos problemas que aún persisten en el Perú. El Congreso aún no ha revisado la ley de crimen organizado y el terrorismo urbano. Las extorsiones y los crímenes continúan. Es la cruda realidad.