Estados Unidos no esperó ayer más que 30 segundos para mostrar su afán por ganar en el Mundial de Brasil, y Ghana quiso enseñar que tarde también podía empatar con Andre Ayew a los 82, pero no contó con la astucia de John Brooks, que cuatro minutos después aseguró el 1-2 para los norteamericanos.
El cabezazo del zaguero, que llegó a los 86 minutos para remendar la defensa que dejó por lesión Matt Besler, dio un premio justo a un laborioso trabajo del equipo de Klinsmann en un partido que se jugó con mucha intensidad.