Parkour en la selva de cemento de Lima.

Si bien el Parkour parece “cosa de millenials”, esta disciplina física tiene su origen en la década de 1970, cuando el soldado francés nacido en Vietnam, Raymond Belle, comienza a germinar la idea del “camino natural” de Georges Hebert, que terminaría desembocando en la invención del Parkour -que en francés significa, recorrido o camino- por parte de su hijo, David Belle, en la década de 1990. En el Perú, Marco Roncal es parte de Lima Traceurs, una de las escuelas más conocidas del medio, que si bien no son tantas, albergan gran potencial. “El límite es uno mismo”, cuenta Marco. IG: @limatraceurs
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Poco a poco.
Para las clases que se dictan en los fines de semana se usan herramientas de todo tipo que buscan un desarrollo integral del alumno. Foto/ Eduardo Cavero / @photo.gec
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La ciudad es de las chicas
Muchos coinciden en que esta disciplina es tan amplio ya que el único limite se lo impone uno mismo. Bajo esa perspectiva los retos del parkour atraen tanto a mujeres como a hombres. Foto/ Eduardo Cavero / @photo.gec
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Cosa rara.
Muchas personas se quedan intrigadas, sorprendidas o incluso molestas al ver los entrenamientos de los alumnos de Marco, en el parque del barrio. “Poco a poco queremos desarrollar una relación con la comunidad, por ejemplo cada semana hacemos una campaña de limpieza del parque. Como una manera de retribuir y aportar al vecindario”, comenta Marco. Foto/ Eduardo Cavero / @photo.gec
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Amor al parkour.
“Cuando uno hace parkour, va caminando por la calle y va observando los obstáculo e imaginando el camino que sería posible realizar”, cuenta uno de los miembros del team de Lima Traceurs. Foto/ Eduardo Cavero / @photo.gec
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La urbe de cabeza .
Si bien el tiempo ha llevado a sus practicantes a incorporar grados de dificultad y nuevas acrobacias, el parkour es una disciplina física que tiene su base el entrenamiento del “método natural”, una corriente de entrenamiento físico anclada en la idea del contacto con la naturaleza y los movimientos naturales del cuerpo (caminar, correr, escalar, saltar, etc). Foto/ Eduardo Cavero / @photo.gec
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Salto al vacío.
La calle es la ya conocida selva de cemento, el bosque urbano que usan “los traceurs” (así se conoce a los practicantes del parkour) para crear su propio camino. Uno de los principios observar es la fluidez (en el trazado del camino) por lo que la agilidad es una arma primordial en el arsenal del traceur. Foto/ Eduardo Cavero / @photo.gec
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Embrión.
“Cada uno es dueño de su propio camino. Aquí solo enseñamos a dar el primer paso”, es uno de los lemas de Marco y su escuela de Parkour “Lima Traceurs” Foto/ Eduardo Cavero / @photo.gec
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Gajes del oficio
El cemento de la ciudad es muchas veces pulido y es bastante resbaloso, aumentando el riesgo de caída y lesiones de los traceurs, es por ello que utilizan el “viejo truco de la saliva” y la aplican con sus manos en las suelas de sus zapatillas para aumentar el agarre durante el aterrizaje. Foto/ Eduardo Cavero / @photo.gec
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El team.
Los Yamakasi fue el grupo conformado por los amigos de David Belle y que practicaban junto con él, el “arte del desplazamiento”. Muchos años después, el legado de Belle y sus Yamakasi continúa alrededor del mundo. Foto/ Eduardo Cavero / @photo.gec
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Jugar al peligro
En los entrenamientos se desarrollan no solo las habilidades motrices, como los reflejos o la flexibilidad sino el estado mental. “Vencer el miedo es el primer paso para el parkour”, cuenta Marco. Foto/ Eduardo Cavero / @photo.gec


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