La virtual aspirante demócrata a la Casa Blanca, Hillary Clinton, se libró hoy de enfrentarse a la Justicia estadounidense por el escándalo de sus correos electrónicos, pero no esquivará tan fácilmente las acusaciones de su rival republicano, el magnate Donald Trump.
El Buró Federal de Investigaciones (FBI) recomendó hoy que no se le imputen cargos a la ex secretaria de Estado por el uso de servidores de correo electrónico privado para abordar asuntos de interés nacional mientras estaba al cargo de la diplomacia estadounidense (2009-2013), aunque la sombra del caso planeará inevitablemente sobre la campaña.
"No creo que esto vaya a cambiar mucho, a pesar de que probablemente debería", considera en declaraciones a Efe Justin Holmes, profesor de Ciencia Política en la Universidad Nothern Iowa.
"La política estadounidense está tan polarizada en este momento que los demócratas se sentirán reivindicados en su mayor parte, y los republicanos tomarán un par de rutas diferentes, pero ninguna de ellas aceptará que Clinton haya sido absuelta de negligencia criminal", agregó el experto.
Pese a haber superado el más grande de los escollos, ya que probablemente tras la conclusión del FBI la aspirante demócrata no será llamada a juicio, las declaraciones de hoy del director de la agencia de investigaciones, James Comey, pueden seguir resonando hasta los comicios de noviembre.
El director del FBI calificó la actuación de Clinton respecto al uso de correo privado como "muy negligente", mientras que los agentes también estiman "posible" que "actores hostiles" hayan obtenido información del intercambio de mensajes de la también ex primera dama, sobre todo cuando lo hacía desde el extranjero.
A juicio de Holmes, es "probable" que los republicanos "se agarren" a ese lenguaje para arremeter contra Clinton durante la campaña, tomando esa "información perjudicial del informe del FBI, aunque no llegue al nivel penal".
La reacción inmediata tanto de Trump como de los líderes del Partido Republicano ha sido poner en duda el sistema y la independencia de la investigación, llegando a decir que "está amañado" y que la respuesta del FBI ha sido "injusta".
"Básicamente, quieren usar esto para tildar tanto a Clinton como a Obama de corruptos", apunta el profesor, que, sin embargo, advierte que eso ya era así antes de la conclusión del Buró de Federal de Investigaciones.
La polémica por los correos electrónicos se desató a comienzos de 2015, cuando los medios estadounidenses revelaron que, durante sus cuatro años en el Departamento de Estado, Clinton usó una cuenta personal para sus comunicaciones, con un servidor privado.
Clinton reconoció entonces que habría sido "más inteligente" usar una cuenta oficial y entregó en octubre del año pasado 55.000 páginas de correos electrónicos de esa etapa al Departamento de Estado, que publicó comunicaciones de la ex primera dama de manera mensual hasta el 29 de febrero pasado.
Con el objetivo de acelerar el proceso de investigación del caso, Clinton accedió a declarar ante el FBI este pasado fin de semana, un interrogatorio que duró más de tres horas y media y tuvo lugar en los cuarteles generales de la agencia en Washington.
En la misma línea, el también profesor de Ciencia Política en Universidad Estatal de Iowa Steffen Schmidt considera que la decisión de hoy "termina con el suspense sobre el debate de los correos", pero "no pone fin al escándalo como tema de campaña".
"Trump y los republicanos continuarán utilizando esto, aunque el potencial tema explosivo sobre si ella iba a ser imputada ha terminado", aseveró el especialista en política estadounidense.