Nunca en la historia un Papa había viajado acompañado de un musulmán y de un judío. El papa Francisco lo hace. Visita Jordania, los territorios palestinos e Israel junto a dos amigos: el rabino argentino Abraham Skorka y el dirigente islámico en Buenos Aires, Omar Abboud.
En Ammán, capital de Jordania, el papa argentino aseguró que la paz ni se compra ni se vende, y pidió seguir esforzándose por lograr la tan deseada pacificación en Oriente Próximo, y para conseguirla es necesario encontrar una solución pacífica a la crisis siria y una justa solución al conflicto entre israelíes y palestinos. Hablando en italiano, el Papa ha señalado que constata con dolor que sigue habiendo fuertes tensiones en la región medio-oriental.
En el Estadio Internacional de Ammán, Francisco podió gestos de humildad, de fraternidad, de perdón y de reconciliación porque son premisa y condición para una paz auténtica, sólida y duradera ante más de 40 mil personas, incluyendo refugiados cristianos procedentes de Palestina, Siria e Irak.