El sacerdote Giulano Costalunga se unió en matrimonio con su novio de hace diez años. Antes, tuvo que renunciar a su labor pastoral para cumplir su propósito. Él era párroco en Selva di Progno e Giazza, un pequeño pueblo en el norte de Verona (Italia).
Según contó el expárroco, conoció a Paolo, su ahora cónyuge, en el hospital San Raffaele de Milán en una situación bastante complicada: él estaba siendo tratado de un agresivo cáncer y la amistad que surgió entre ellos le ayudó mucho.
Superada su enfermedad, se siguió frecuentando con Paolo y con el transcurrir de los años empezó una relación sentimental entre ambos. "En cuanto entendí que lo amaba, dejé la parroquia", confesó Costalunga.
Y aunque la barrera de la discriminación se erigió frente a ellos, la pareja no se amilanó y se mudó a España donde acaban de casarse en la isla Gran Canaria y en donde se hacen llamar Julián y Pablo.
"Después de 10 años, finalmente se ha realizado mi sueño. Me casé con Paolo, mi amigo y mi amor desde siempre. Amo a Dios y lo amo a él", dice el exsacerdote quien en la actualidad vive con su pareja en la localidad de Maspalomas.
"Yo creo que un hombre que cree en Dios y ama a Jesús puede ser un buen cura que dice la palabra de Dios, que la vive. Jesús habló de amor, no de amor homosexual, heterosexual, transexual… Habló de amor en su totalidad", apuntó el expárroco.