Casi una década después de que la perra Laika fuera puesta en órbita por la antigua Unión Soviética, China intentó hacer lo propio con dos perros en una misión espacial que no tuvo éxito y cuyos detalles secretos acaban de publicarse para conmemorar el recién estrenado año del perro.
El diario independiente South China Morning Post publica hoy los detalles de esta misión de 1966 que se realizó en una base militar secreta en el sudeste de China y que reveló hace unos días la Academia de Ciencias de China para honrar a estos dos animales.
Little Leopard y Shan Shan fueron los dos perros elegidos para ser enviados al espacio entre más de 100 cachorros criados para ser estrellas de un circo de animales y fueron seleccionados por su aspecto y tras superar una serie de duras pruebas.
Sin embargo, en las pruebas los científicos pasaron por alto un detalle que se puso en evidencia el mismo día del lanzamiento de Little Leopard: el perro le tenía miedo a las alturas.
El día de ese viaje, el viernes 15 de julio, el perro, que fue insertado en una cápsula adherida a un cohete, comenzó a ponerse nervioso por la gran altura. Según contó su cuidadora, durante el entrenamiento el can no había sido sometido nunca a pruebas de altura.
Finalmente el animal se tranquilizó y permitió a los científicos amarrarlo a la cápsula sin ventanas, llena de equipos de monitoreo.
Los expertos estaban muy interesados en los cambios en su respiración, circulación, frecuencia cardíaca y temperatura corporal en varias etapas del vuelo, y por ello al perro se le insertó un sensor en la arteria principal del cuello para obtener lecturas precisas de su suministro de sangre al cerebro.
El cohete despegó y a unos 20 kilómetros de alcanzar la órbita terrestre baja la cápsula fue expulsada y aterrizó en paracaídas en una montaña. El perro sobrevivió y fue rescatado.
Durante el vuelo se cree que el perro sufrió "un dolor indenoscriptible" y un ruido ensordecedor y se sometió a una fuerza de aceleración de hasta 12 veces mayor que la fuerza de la gravedad. En condiciones así, la mayoría de los humanos se habría desmayado por la escasez de oxígeno.
Han Shan pasó por un proceso similar pero su viaje fue peor y las enormes ondas generadas por el motor del cohete destrozaron el equipo de monitoreo, por lo que no pudieron recogerse datos y el cohete tampoco alcanzó la órbita, pero también sobrevivió.
Little Leopard y Shan Shan fueron los primeros y únicos animales grandes utilizados por China para recopilar datos biológicos para el programa de vuelo espacial humano.
Ambos perros sobrevivieron a las duras condiciones que fácilmente podrían haber herido o matado a un astronauta humano.
Después del experimento, las autoridades espaciales chinas decidieron no seguir los pasos de los estadounidenses y los rusos, que ya habían enviado muchos animales al espacio.
No fue hasta el 2003 cuando el gigante asiático envió a su primer hombre al espacio, Yang Liwei. Desde entonces, más de 10 astronautas chinos han sido enviados al espacio.
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