En Moscú, capital de Rusia, aviones bombardean a las nubes para que no llueva.
Diez An-12 y An-26 de transporte dispararon sustancias químicas que enfrían las nubes y evitan que éstas descarguen agua.
"Los trabajos para dispersar las nubes, que requiere un alto profesionalismo de los pilotos, se realizan en zonas de grandes acopios de nubosidad, entre los 3 mil y 8 mil metros de altura", explicó a medios locales el portavoz de las Fueras Aeroespaciales rusas, Igor Klímov.