¡Perdono pero no olvido! 4 cosas que las mujeres jamás olvidan [PARTE I]

Hay una frase conocida que reza así: "El hombre olvida, pero no perdona. La mujer perdona, pero no olvida". Y podría tener algo de certeza porque de hecho sabemos perdonar, aunque eso no signifique que olvidamos por completo lo ocurrido. ¿Qué es lo que no podemos olvidar? ¡Checa!

1 La traición de la que creía mi amiga (sí, se metió con mi galán).

Pensaste que era tu pataza y le tenías bastante consideración, nunca sospechaste de nada, pero de pronto recibes la noticia de que la susodicha ha tenido un affaire con tu enamorado y te cae como un baldazo de agua bien fría. Ella no te da ni la cara para disculparse, pero en el fondo la has perdonado... aunque eso no signifique que hayas olvidado.

2 El primer hombre que me fue infiel.

Creí que era el amor de mi vida, fue mi primera ilusión y dije: “Juntos hasta viejitos”, pero él se olvidó de aquello y la promesa de amor se desvaneció como el viento. Me engañó de la peor manera y me marcó para toda la vida. Desde entonces entendí que la vida no era el cuento de hadas que había soñado. Obvio, le dije que lo perdonaba pero...

3 La primera vez que me terminaron.

Según yo, todo iba sobre ruedas, hasta que una tarde él me citó, creí que íbamos a hablar de nuestro futuro juntos o de algún nuevo plan, pero empezó diciendo que las cosas habían cambiado, que no era lo mismo de antes y no quería pecar de injusto conmigo, lo mejor sería dejar las cosas así y ser solo amigos. También agregó que no era yo, la culpa era plenamente de él. En síntesis, me terminó. A la semana él ya tenía una nueva relación. No, no lo olvidé.

4 La 'amiga' envidiosa.

Ella se hacía llamar mi amigaza, éramos algo así como 'best friends', pero de vez en cuando me hacía comentarios bastante desatinados e hirientes como “Oye, esa blusa nueva que traes es barataza, ¿no?, se nota a leguas”, y cosas por el estilo que yo no me daba cuenta. Terceras personas empezaron a notarlo, hasta que llegó al punto de que una gota rebasó el vaso y pude abrir los ojos, no era mi amiga, me tenía envidia... 

Cuéntanos, ¿qué otra cosa no olvidan las mujeres?