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La natación es un ejercicio muy poco valorado. En comparación a otros deportes su práctica es escasa, pues la mayoría de gente prefiere acudir a un gimnasio a hacer spinning o aeróbicos, pasando por alto la oportunidad de incluir en su vida una práctica altamente saludable.
Al nadar mueves todos los músculos del cuerpo, sobre todo si aprendes a hacerlo de manera profesional; por lo que podrás tonificar brazos, piernas y abdominales con pocos movimientos, en lugar de tener que trabajar todo un plan de ejercicios específicos.
El agua tibia (que tienen la mayoría de las albercas) relaja los músculos, cosa que permite que el estiramiento sea mayor y la flexibilidad aumente. Además, nadar después de hacer otro ejercicio, como andar en bici, ayuda a eliminar las toxinas previniendo la tensión muscular y el dolor.
La natación proporciona un acondicionamiento cardiovascular sin igual, que está comprobado ayuda a reducir las probabilidades de desarrollar una enfermedad del corazón entre las personas que la realizan. En sí, mejora la condición física en general.
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