Un resiliente es quien tiene mucha confianza en sí mismo, persevera hasta llegar a la meta y busca proactivamente una salida a sus problemas.
Recientemente, un artículo de Los Angeles Times reseñó que la resiliencia ha hecho que los investigadores se empiecen a preguntar cómo algunas personas resisten y se endurecen ante el estrés mientras otros sucumben ante la depresión. La investigación ha resaltado la importancia de la psicoterapia para identificar y ejercitar patrones de pensamiento que protegen contra la desesperanza y derrota.
En el experimento con ratones se detectó que aquellos que eran menos propensos a actuar con depresión, tenían una actividad neuronal muy hiperactiva frente a los que sí eran propensos a la depresión.
El estudio concluye que, en una resiliencia saludable, el estrés induce su propia contraindicación química, logrando un equilibrio psicológico. Los antidepresivos, entonces, podrían emplear estrategias que ayuden a promover el equilibrio en vez de tratar los problemas como a un todo.
Algunas formas de fomentar la resiliencia en el día a día son: darse tiempo para procesar el dolor, aprender de los momentos difíciles, revalorizar nuestro lugar y tener sentido del humor y creatividad.