Los hombres ya no son lo que eran. Ahora, también barren, cocinan y cambian los pañales. En muchos casos se debe al flagelo de la desocupación, pero ello no impide que muchos encuentren un nuevo y más profundo significado para su vida al hacer estas tareas.
En efecto, obligados por la crisis, cada día más hombres se están convirtiendo en 'amos de casa' y toman a su cargo las tareas de lavar, cocinar, planchar, ir al supermercado o dar la mamadera y cambiar los pañales de sus bebés.
La situación se complica en el caso de los adultos mayores, que desde chicos han sido criados con un concepto de familia tradicional, en que el hombre debía hacerse cargo del sostén económico de la familia, y la mujer lo propio con las tareas domésticas. Por eso, casi todos los expertos coinciden en señalar que este nuevo rol de 'amos de casa' es mucho más difícil de aceptar para los hombres entre cuarenta y sesenta años, que para los que tienen entre veinte y cuarenta, quienes, no obstante, también sufren el cambio.
Según señalan los entendidos en la materia, lo que puede definir el éxito o fracaso en la adaptabilidad al nuevo tipo de tareas es la flexibilidad del individuo en cuestión.