Con el paso de las generaciones se ha observado que los muñecos vudú, originarios de las tradiciones africanas, han sido utilizados para producir efectos negativos en las personas a quienes se pretende herir. Sin embargo, también pueden ser empleados para producir un efecto positivo a favor de los seres queridos, como sanación, protección y éxitos en su futuro.
A continuación se detallan los aspectos considerados en cada sesión de esta práctica.
1. El muñeco. Hecho con materiales fáciles de encontrar como la franela, la cera o arcilla, puede tener un toque creativo al intentar que se parezca a la persona que tiene en mente. Expertos señalan que el efecto positivo que se busca dependerá de la conexión espiritual que se establezca.
2. La intención. Si bien el objetivo debe ser simple y claro desde un inicio, suele escribirse en un papel para usarse como ayuda memoria durante la sesión.
3. Detalles. Especialistas en este arte suelen utilizar objetos personales del individuo a quien se desea dar protección o sanación. Un trozo de mechón de pelo o ropa servirá para este propósito.
4. Ritual. En diversos actos se puede apreciar que el muñeco pasa por una ceremonia muy parecida al bautismo, donde se le nombra como la persona a quien desea involucrar en la sesión. El acto puede ir acompañado de una breve oración y el rocío de agua bendita o de rosas.
5. Secreto. Se conoce que, en diversos casos, estos objetos se mantienen ocultos y lejos de la vista de amigos y familiares, debido a que deben ‘guardarse’ en un lugar oscuro y envuelto en una prenda al término de esta práctica.
6. Libertad. Por lo general, estos hechizos se manifiestan luego de tres semanas. Por ello se recomienda que el universo sea el encargado de actuar de la manera esperada.
Algo más
El tiempo de juego en cada sesión depende de los resultados que se buscan obtener. Por lo general, se comprende entre 20 y 30 minutos cada noche durante una semana. Pasado este tiempo, se recomienda hacerlo una vez al mes, según especialistas.
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